Los residuos radiactivos de las centrales españolas irán al almacén nuclear que se levantará en Villar de Cañas (Cuenca), un pueblo de 436 habitantes con tres bares, un banco y una larga historia de paro y emigración. Al Gobierno le ha bastado una semana para tomar una decisión impopular.
El debate nuclear.
El ATC, a Cuenca por descarte.
El 'sí' de Cospedal desbloquea la ubicación del almacén nuclear.
El Gobierno del PP resuelve, recién llegado al poder, ubicarlo en Villar de Cañas, el cuarto clasificado.
Al Gobierno de Mariano Rajoy le han bastado dos Consejos de Ministros para seleccionar el emplazamiento del almacén nuclear que acoja los residuos radiactivos de todas las centrales españolas, un tema pendiente desde hace décadas. Irá a Villar de Cañas (Cuenca), un pueblo de solo 436 habitantes, con tres bares, una sucursal de la Caja Rural, cinco cuadrillas de albañiles, y una larga historia de paro y emigración, de calor tórrido en verano y frío seco en invierno. La instalación, que solo en la construcción costará unos 700 millones de euros, irá probablemente a un secarral a las afueras del pueblo, camino hacia la autovía a mano izquierda. La noticia la adelantó ayer ABC.
Villar de Cañas no era candidato favorito. No tiene experiencia nuclear ni tren, algo que valoraba la convocatoria que el Ministerio de Industria lanzó en 2009. A su favor, que está junto a la autovía que une Valencia y Madrid y a poco más de hora y media de la capital. Pero, sobre todo, contaba con una ventaja, la única que al final ha contado: la política.
La oposición pública de José Montilla primero y de Artur Mas después acabó por descartar a Ascó, en Tarragona, el favorito en las quinielas, el pueblo con experiencia nuclear y vías de tren, lo que facilita el transporte.
El primero de la lista de Industria, Zarra, en Valencia, estuvo hasta el último minuto a punto de ser elegido. Y eso que está en un lugar remoto y tiene un alcalde con un largo historial de procesos judiciales por escándalos urbanísticos. La movilización social y el temor del popular Alberto Fabra a las protestas hizo que el Gobierno mirara a la única opción que quedaba: Castilla-La Mancha.
Allí había dos posibilidades: Yebra (Guadalajara) y Villar de Cañas (Cuenca). Yebra, junto a la nuclear de Zorita tenía mejor puntuación, pero la candidatura se quemó el día en que la secretaria general del PP, Dolores de Cospedal, expedientó a su alcalde, Pedro Sánchez, por aspirar al almacén nuclear, conocido por las siglas ATC. Cospedal recibió críticas y desautorizaciones de su partido, oficialmente pronuclear.
El expediente quedó en nada, y Cospedal reinventó sus palabras. El 19 de enero de 2010, declaró: "El PP de Castilla-La Mancha considera que no debe instalarse ningún almacén nuclear, temporal o no, o cementerio, en Castilla-La Mancha, en ninguna de sus provincias, en ninguno de sus municipios". Después matizó que no debía ir a Guadalajara, porque la provincia con dos centrales y ya dos almacenes, había cubierto su cupo nuclear. "Ni lo quiero ni lo dejo de querer", llegó a afirmar.
Así que solo quedaba Villar de Cañas, el cuarto en la lista, ganador por descarte. Mientras Guadalajara era una provincia clave en las elecciones autonómicas de mayo (finalmente fue la que dio la victoria a Cospedal frente a José María Barreda), Cuenca es un remanso político. Desde 1986, todas las elecciones generales han acabado con el mismo resultado: dos escaños para el PP y uno para el PSOE. Los populares no se jugaban mucho allí y por si había dudas el alcalde de Villar de Cañas, José María Saiz, amplió su mayoría en las pasadas municipales tras anunciar la candidatura: logró el 67,4% de los votos frente al 53,91% cuatro años antes.
Con el PP en el Gobierno central y en la comunidad no quedaba tensión posible y ayer, sin siquiera tener nombrado secretario de Estado de Energía, Soraya Sáenz de Santamaría anunció después del Consejo de Ministros que esa era la opción. La vicepresidenta destacó que esta decisión se había demorado siete años y que desde el 1 de enero del 2011 este retraso costaba a España 60.000 euros diarios, lo que paga a Francia como fianza (la gran mayoría será devuelta) por los residuos enviados allí desde el incendio de Vandellòs I, en 1989.
En un Consejo de Ministros normal habría sido más que destacable. Pero ayer, entre un paquete de recortes inabarcable y en plena Navidad, era el momento perfecto. Además, al hacerlo con tanto tiempo para las elecciones municipales y generales, cuando haya que votar es previsible que las máquinas estén ya trabajando y los vecinos empiecen a notar las bondades que vende el Ministerio de Industria: miles de empleos indirectos, un centro tecnológico asociado, compensaciones millonarias para el Ayuntamiento...
Ahora vienen años de papeleo, permisos y estudios. Para el ATC no hay recortes presupuestarios porque se paga de un fondo que gestiona la Empresa Nacional de Residuos (Enresa). El dinero -que en diciembre de 2009 ascendía a 2.531,98 millones- ha salido del recibo de la luz de los españoles durante décadas. Los residuos de trasladarán en camiones fuertemente custodiados.
Ayer en el pueblo había más periodistas que vecinos. Lo que por la mañana se tomaban un vino en el bar La Mezquita eran mayoritariamente partidarios de la instalación. "A mí me da igual porque soy mayor. Yo he pasado lo peor de España, pero hay jóvenes a los que les puede venir bien", cuenta Julio Villalón, agricultor jubilado que a sus 77 años aún trabaja sus 20 hectáreas de tierra. Lo hace para completar su pensión, de 560 euros. Él es un buen ejemplo de lo que es Villar de Cañas. Cuenta que de sus seis hijos tres trabajan en Valencia y el resto en Madrid: "En esta comarca solo hay algo de cebada, trigo y girasol. En Montalbo [a 20 kilómetros] hicieron un polígono industrial pero de las 20 naves solo hay dos ocupadas".
En el local se hizo el silencio para seguir por televisión la comparecencia de Santamaría tras el Consejo de Ministros. Solo la llegada del alcalde despertó algunos aplausos y vivas, pero cuando se acercaba la decisión la atención volvió al televisor. Cuando Santamaría anunció el nombre del pueblo, el bar rompió en aplausos y abrazos, como si un vecino hubiese ganado el Tour o Eurovisión. La secretaria municipal, Carmen Barco, respondía emocionada al teléfono, las hijas del regidor besaban a su padre y la alguacil sonreía. No hubo champán.
La pintoresca escena culminaba un proceso que comenzó en 2004, cuando el Congreso pidió por unanimidad un único almacén nuclear. La Cámara pedía terminar con el sistema actual, en el que cada nuclear guarda sus desechos en piscinas de combustible, algo que en Fukushima se ha visto poco recomendable.
En realidad, España ha tardado décadas en buscar un almacén nuclear. Ya en febrero de 1987, Enresa comenzó trabajos en Salamanca en busca de un lugar donde enterrar los residuos nucleares. Se montó tal escándalo que un joven José María Aznar, entonces en la oposición en Castilla y León hizo bandera de su oposición al cementerio y acabó de presidente de la Junta en junio. Otros intentos posteriores más o menos públicos acabaron de igual manera.
Los socialistas en la comunidad reaccionaron de forma airada. José María Barreda, que como presidente autonómico se enfrentó a Miguel Sebastián cuando pensó en Zarra, declaró: "Cospedal manda más en el PP que yo en el PSOE. Si yo conseguí que Sebastián me dijera que solo vendría si yo no me oponía, ella podía haber hecho lo mismo". En opinión de Barreda, Cospedal ha preferido ser "secretaria general del PP que presidenta de Castilla-La Mancha. Si se hubiera enfrentado habría tenido problemas con el PP en Madrid y Valencia y ha preferido aceptar". El PSOE anunció iniciativas legales, pero el margen es mínimo. En 1999, el Gobierno declaró de interés público el almacén nuclear de Trillo y de nada sirvió el recurso a los tribunales de la Junta.
Los ecologistas cargaron contra la decisión. Más de 150 personas se manifestaron ayer por la tarde en Cuenca, según Europa Press, y Greenpeace afirmó que es "un derroche económico y un riesgo innecesario".
El portavoz del Gobierno regional, el popular Leandro Esteban, calificó la decisión como "magnífica noticia" que supondrá una inversión de "más de 750 millones de euros". Curiosamente, parecida alegría mostraron los populares de la Comunidad Valenciana al ver que Zarra no era la elegida, con lo que Fabra le hizo un flaco favor a Cospedal.
- El largo camino hacia el silo atómico.
- Diciembre de 2004. El Congreso pide por unanimidad al Gobierno un único depósito para albergar todos los residuos nucleares de alta actividad, que demandaba sin éxito la empresa pública Enresa desde 1999.
- Febrero de 2006. El Ejecutivo y Enresa comienzan a buscar pueblos que quieran albergar los desechos atómicos. Ofrecen a cambio unos 12 millones de euros al año y un centro de investigación e infraestructuras.
- Julio de 2006. El 27 de julio, Industria pone anuncios a toda página en la prensa pidiendo candidatos.
- Octubre de 2006. El proceso, muy contestado por los ecologistas, se retrasa. La comisión interministerial encargada del asunto amplía el plazo hasta 2007 para que los interesados pidan información, pese a que el Ejecutivo pretendía aprobar el silo antes de ese año.
- Marzo de 2007. La Asociación de Municipios en Áreas con Centrales nucleares (AMAC) acepta el almacén si todos comparten beneficios y anuncia la propuesta de un candidato común. El Gobierno se dice partidario de ubicarlo en un municipio con tradición nuclear.
- Noviembre de 2008. El Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA) urge a España a solucionar el almacenaje de los residuos nucleares. Días después, el Ayuntamiento de Yebra (Guadalajara), se lleva a 36 amas de casa a visitar un almacén atómico en los Países Bajos. Es un ejemplo de los viajes que discretamente comienzan a organizar desde pueblos nucleares para que la población conozca la instalación.
- Junio de 2009. El pleno del Ayuntamiento de Tobalina, en el que se encuentra la nuclear burgalesa de Santa María de Garoña, rechaza acoger el ATC.
- Julio de 2009. El Ejecutivo socialista de José Luis Rodríguez Zapatero aplaza el cierre de Garoña a julio de 2013.
- Diciembre de 2009. El Consejo de Ministros aprueba la construcción del silo nuclear y da un mes a los Ayuntamientos interesados para cerrar las candidaturas. El plazo concluye a final de enero.
- Enero de 2010. El presidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda, rechaza que el almacén vaya a Guadalajara. El ministro de Industria, Miguel Sebastián, le replica en una declaración que luego rectifica que "su opinión no es importante". Días más tarde, la entonces líder de la oposición, María Dolores de Cospedal, afirma en un desayuno con periodistas: "No debe instalarse ningún almacén nuclear temporal en Castilla-La Mancha". El alcalde de Yebra le desobedece al postularse para albergar el silo. Al final hay 11 aspirantes: cinco de Castilla y León, tres de Castilla-La Mancha, uno de Extremadura, uno de la Comunidad Valenciana y otro de Cataluña.
- Febrero de 2010. José María Barreda plantea una resolución que recoge exactamente esas palabras de María Dolores de Cospedal. El PP vota en contra.
- Septiembre de 2010. El informe técnico sentencia que Zarra, Ascó, Yebra y Villar de Cañas son, por este orden, los municipios más idóneos para albergar el almacén. Días después, en una jornada frenética, el ministro Miguel Sebastián comunica a las comunidades que el almacén nuclear va a ir a Zarra (Valencia) y La Moncloa le desaira y retrasa sin fecha la elección.
- Diciembre de 2010. Villar de Cañas acuerda renunciar a la mitad del dinero de Industria si sale elegido sede del ATC.
- Marzo de 2011. Los pueblos aspirantes al almacén nuclear insisten en que es necesario construir el silo tras el varapalo que sufre el sector atómico por la crisis nuclear desatada por el terremoto y posterior tsunami en Fukushima (Japón).
- Mayo de 2011. El almacén nuclear supera la reválida en las urnas. Los cuatro principales pueblos candidatos repiten resultados en las elecciones municipales.
- Octubre de 2011. El Consejo de Seguridad Nuclear pide que los residuos nucleares no se eternicen en las piscinas de combustible de las centrales, lo que fuerza a construir un único almacén.
- Diciembre de 2011. El recién estrenado Gobierno del PP apunta a una prórroga de la vida de la nuclear burgalesa de Santa María de Garoña. En una entrevista en Onda Cero, el ministro de Industria, José Manuel Soria, dice: "No soy partidario de infrautilizar cinco años la capacidad instalada" de Garoña. A su juicio, cerrar nucleares "supone una infrautilización de un tipo de energía que ya está amortizada, en cuanto a la instalación, lo que, por tanto, debería revisarse". Un día después, el Consejo de Ministros del Ejecutivo de Rajoy aprueba construir el ATC en Villar de Cañas.
- Los municipios que aspiraban acoger el almacén lamentan "una decisión política".
La decepción recorre Ascó, Yebra y Zarra, convencidos de ser el lugar idóneo.
Decepción en los tres Ayuntamientos que más opciones tenían sobre el papel para acoger el almacén nuclear. Zarra (Valencia), Ascó (Tarragona) y Yebra (Guadalajara) se quedaron sin la instalación, pese a ser los pueblos con más puntos en la valoración del Ministerio de Industria. "Es una decisión política", lamentó en un comunicado el alcalde de Ascó, Rafael Vidal. Su homólogo de Zarra, Juan José Rubio, ni atendió al teléfono. "Mejor que no hable con el enfado aún caliente", justificó un empleado municipal.
Estos municipios contaban con aparente ventaja respecto al seleccionado, Villar de Cañas, en Cuenca: Ascó por contar con la mejor infraestructura, y la experiencia de gestionar los dos reactores nucleares que alberga el pueblo; Zarra, porque Industria ya la había seleccionado el pasado septiembre y solo el rechazo del Gobierno autónomo frenó esa decisión, y Yebra por estar junto a la nuclear de Zorita y bien comunicado.
Ascó siguió peleando con la partida ya terminada. "Somos el único candidato con ferrocarril y el emplazamiento idóneo para minimizar el transporte terrestre del combustible", insistió en una nota Vidal con la decisión ya tomada. "Es una oportunidad perdida para Cataluña y para la comarca", lamentó. Se trata del alcalde que más tiempo llevaba preparándose para acoger el almacén. Incluso tuvo que escenificar un enfrentamiento con su propio partido, CiU, que le expedientó por haberse ofrecido a acoger el almacén nuclear.
Lo mismo le ocurrió al alcalde de Yebra (Guadalajara), el tercer clasificado en el dictamen técnico para acoger el silo. "Es esperpéntico que el almacén pueda estar en Cuenca pero no en Guadalajara", señaló en una clara crítica al PP, contrario a que el silo nuclear fuese a Guadalajara pero no a Cuenca. El PP de Castilla-La Mancha expedientó a Sánchez por pedir el almacén para su pueblo, el primero que se postuló para acoger la instalación. "Si no hubiéramos abierto el fuego, probablemente no se habrían presentado todos estos pueblos. Lamento la miopía de algunos políticos que no vieron la oportunidad que esto suponía para la comarca", concluyó antes de agradecer el esfuerzo a la asociación de municipios en áreas de centrales nucleares (AMAC) y de felicitar a Villar de Cañas por la elección.
Los municipios lamentaban la falta de apoyo público de sus comunidades autónomas frente a las buenas palabras que recibían en privado por la enorme inversión que supondría. De las candidatas, solo Yebra y Ascó pertenecen a este organismo, que hasta ahora había exigido instalar el silo en alguna de las localidades que lo integran. Ayer, sin embargo, aplaudió la decisión pero destacó que "Yebra y Ascó siguen siendo los mejores desde el punto de vista técnico".
- José María Saiz, alcalde de Villar de Cañas: "El pueblo ya era un cementerio".
José María Saiz (Villar de Cañas, 1964) estaba en Tarancón llevando unos aperos de labranza cuando un primo suyo le avisó de que el almacén nuclear iría a Villar de Cañas. Este hombre afable y campechano ha conseguido para su pueblo, de apenas 436 habitantes, una instalación que, solo en la construcción, costará 700 millones de euros. A cambio albergará como mínimo durante 60 años los residuos nucleares, radiactivos durante milenios, de todas las centrales españolas. El popular Saiz, alcalde desde 1995, cuenta con una amplia mayoría (cinco concejales por dos del PSOE) y ayer fue aclamado en el principal bar del pueblo (hay tres) cuando por televisión Soraya Sáenz de Santamaría anunció que Villar de Cañas era el municipio elegido: "A nosotros nos ha tocado hoy la lotería, pero a los españoles les ha tocado con el Gobierno de Rajoy", declaró más que satisfecho.
- ¿Por qué quiere todos los residuos para su pueblo? Hay quien no lo entiende.
- Ya lo sé. Han venido periodistas alemanes a los que no les cabía en la cabeza. Pero esto es la salvación para el pueblo. Mire, estamos en Navidad y está vacío. Hace 20 años estaba lleno. Ya solo vienen de fin de semana los que se fueron a Madrid. Como alcalde siento una gran impotencia. Dicen que viene un cementerio, pero no es así. El cementerio lo tenemos aquí todos los días, porque nace mucha menos gente de la que se muere.
- ¿Tan mal está?
- Hay unas 200 casas vacías, la mitad. No hay trabajo. Hay cinco cuadrillas de albañiles, algo de agricultura y poco más.
- Aprobó su candidatura en un pleno y no avisó al pueblo.
- Cuando en 2009 pidieron candidatos, empecé a informarme. Al principio asusta, pero luego ya no te da ningún miedo. Lo aprobamos y luego reuní al pueblo para comunicárselo. Si no me hubiese apoyado lo habría retirado. Pero el 80% votó a favor. Oiga, que yo no me levanté un día y decidí construir el ATC. Fue el Gobierno el que pidió candidatos y yo dije que sí.
- Y en las pasadas municipales salió reforzado.
- Eso fue la retranca. En los comicios normalmente ganábamos por cuatro ediles a tres. Pero esta vez quedamos cinco a dos y estuvimos a solo 10 votos de sacar seis concejales. Esa gente votó por el ATC.
- ¿Y ya no le da miedo?
- ¿Y si me cae encima un puente-grúa en el trabajo? Llevamos 40 años de energía nuclear y no se ha muerto nadie. Para que te pase algo tienes que romper la cápsula y chuparla. Todo da miedo.
- Cospedal se opuso a que fuera a Guadalajara. ¿No le puso problemas?
- Nunca he hablado con ella. En la provincia de Cuenca solo hay 200.000 habitantes y Cospedal vio que aquí no había rechazo y en Guadalajara sí.
- Los ecologistas le van a criticar.
- Que se manifiesten si quieren, me parece bien.
- ¿De verdad va a crear empleo para el pueblo? Buscarán personal cualificado.
- En el Cabril [Córdoba], donde hay un cementerio de baja actividad, hay 300 personas trabajando para la instalación. Esto va a ser mejor: va a ser pionero a nivel mundial. Lo bonito no es el almacén sino el centro tecnológico que lleva.
- Hace un año el Ayuntamiento renunció a la mitad de la asignación que le correspondía por tener el almacén. ¿Se arrepiente?
- ¡Cómo me voy a arrepentir! Cuando no tienes nada esto es una maravilla. Mejor 1,2 millones de euros que nada.
- 700 millones de inversión, 300 nuevos empleos.
- ¿Por qué es necesario el almacén nuclear? El almacén temporal centralizado (ATC) de residuos radiactivos está destinado a albergar durante 60 años los residuos gastados de las siete centrales nucleares españolas, así como los productos de su desmantelamiento. En cifras, unas 6.700 toneladas de uranio, plutonio y otros desechos, activos durante miles de años.
- ¿Cuánto costará y qué reportará a la zona? El proyecto exigirá una inversión de 700 millones de euros y generará unos 300 puestos de trabajo. El Ayuntamiento de Villar de Cañas recibirá una compensación millonaria por albergar el complejo que incluye un parque tecnológico para investigar soluciones de reciclaje de desechos radiactivos.
- ¿Cómo se almacenan todavía hoy los residuos? Cada central guarda los de alta actividad -las barras de uranio- en piscinas donde se enfrían. Los de Vandellòs I se almacenan en Francia desde 1989 y Reino Unido guarda los producidos en Garoña cuando abrió. Trillo y Zorita tienen almacenes en superficie.
- ¿Por qué un único almacén? Las piscinas están al borde de la saturación. La de Ascó rebosará en 2014 y, además, los residuos almacenados en Francia deben volver.
- ¿Y si el ATC no se construyera? Habría que hacer un almacén en cada central, opción que, según el Gobierno, resultaría cara y peligrosa.
- ¿Cómo será? Con una estructura de 283 metros de largo, 78 de ancho y 26 de alto, el ATC tendrá una zona de recepción del combustible irradiado; un edificio donde ese combustible se insertará en unas cápsulas para después ser almacenado y otro edificio dedicado a servicios y sistemas auxiliares.
- ¿Qué hacen otros países? Han puesto en marcha proyectos de este tipo. Es el caso de La Hague y Marcoule (Francia), Sellafield (Reino Unido), Paks (Hungría), Fort St. Vrain (Estados Unidos) o Habog (Holanda), este último, modelo de referencia para el almacén español, aunque es más pequeño porque alberga menos residuos. Se encuentra en un complejo industrial de la pequeña localidad de Borssele -tiene 22.000 habitantes- donde está también la única central nuclear operativa de este país.
Rafael Méndez, Ferrán Balsells, E. H., El País