Ante la ceremoniosa mirada del primer ministro Nuri al Maliki, y en el mismo barrio ultraprotegido donde Saddam Hussein presidía los actos militares, los tanques, helicópteros y soldados iraquíes han celebrado el 91 aniversario de las fuerzas armadas del país.
Un Ejército que hoy cuenta con unos 280.000 hombres y cuyo material bélico lo provee en parte el país que ocupó Irak en 2003, Estados Unidos.
El desfile llega en un momento de gran tensión. Ayer murieron al menos 72 personas como consecuencia de una oleada de atentados en Bagdad y cerca de Nasiriya, en el sur del país.
Las explosiones iban dirigidas a la comunidad chíi, como en el último gran ataque de hace dos semanas.
La retirada de las tropas estadounidenses ha sacado la luz el precario equilibrio confesional en el que se encuentra el país.
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