Tras confirmar por unanimidad como oficial el nombre de Ezker Anitza, que usó en las elecciones generales del pasado 20 de noviembre, y mantener a su frente al parlamentario Mikel Arana, la marca vasca de Izquierda Unida (IU) inició ayer una nueva etapa.
En su primera asamblea general y con el respaldo moral que supuso la presencia del coordinador general de IU, Cayo Lara, la formación decidió la composición de su Consejo Político -máximo órgano entre asambleas-, que a renglón seguido designó a Arana como coordinador general por unanimidad. También fueron designados los integrantes de la comisión de garantías y la comisión revisora de cuentas, ambas "con una composición plural" de sus corrientes, según informó la formación en un comunicado a última hora de la tarde.
Las tres sensibilidades presentes en su seno -el Partido Comunista (EPK), el sector crítico EPA y el grupo de militantes y dirigentes que respaldó a Arana en su rebelión contra el madracismo- quieren garantizar "la confluencia" de todas ellas.
Al comienzo de la asamblea, Arana anunció que la formación quiere lograr "la regeneración de Izquierda Unida en Euskadi porque, sin duda, necesitaba regenerarse". La guerra abierta entre aranistas y madracistas estalló tras el descalabro electoral de 2009, cuando el exconsejero de Vivienda, Javier Madrazo, cedió el puesto de coordinador de Ezker Batua (EB) a Arana, una de sus personas de confianza, pero con la intención de seguir manejando la organización.
Ambos sectores son ahora dos partidos completamente distintos: Ezker Anitza tiene sus propias sedes, fuentes de financiación y dirección, además de haber sido confirmada por la presidencia federal de IU como su "único referente" en Euskadi. EB, mientras, mantiene el control sobre las antiguas siglas y cuenta con el respaldo simbólico del sector crítico con la dirección federal de IU, encabezado por el diputado Gaspar Llamazares. Arana tendrá previsiblemente que cambiar el nombre del partido al que representa en el Parlamento.
Arana definió a la nueva formación como "una organización política de izquierda, anticapitalista, republicana y federal", que espera recoger las reivindicaciones del movimiento 15-M y que es "abierta, plural, pacifista, vasca e internacionalista".
Cayo Lara, por su parte, apeló a la unidad de la izquierda y a la defensa de una sociedad "más justa e igualitaria". Y añadió que ETA debe disolverse y reconocer el dolor causado a las víctimas, además de defender la legalización de Sortu y el acercamiento de los presos etarras a cárceles vascas.
El País, ed. País Vasco