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Rubalcaba gana al sprint. Se impone a Chacón por una diferencia de sólo 22 votos

38º Congreso Federal del PSOE.

La alianza en Andalucía de los seguidores de Felipe González y Alfonso Guerra fue clave en el resultado final.

El nuevo secretario general promete que no habrá «rubalcabismo» y que no cobrará «facturas».

Rubalcaba preguntó a Chacón qué quería y ella respondió que no desea ningún cargo, pero sí que integre a los suyos en la dirección.

Rubalcaba se impone a Chacón por 22 votos.

La mayoría cree que la elección la decantaron delegados de Andalucía, gracias a una alianza entre los seguidores de González y los de Guerra.

El vértigo pudo más que el deseo de cambio. No fueron sólo nueve votos, como cuando en 2000 resultó elegido contra pronóstico José Luis Rodríguez Zapatero, pero la diferencia tampoco fue mucho mayor. 22 votos dieron el triunfo a Alfredo Pérez Rubalcaba (487, que suponen el 51,0% de los votos emitidos) frente a Carme Chacón (465, equivalentes al 48,7%). El exvicepresidente del Gobierno, con un triunfo al sprint, se convierte así en el cuarto secretario general del PSOE desde la recuperación de la democracia, tras Felipe González, Joaquín Almunia y Zapatero.

El establishment se empleó a fondo para evitar lo que hubiera sido una revolución en el PSOE tras 132 años de historia: ser liderado por una mujer y catalana. Especialmente en evitar que el futuro del PSOE quedara en manos de alguien procedente de un partido que, como el PSC, no se reconoce una federación más, sino que se ha reclamado siempre autónomo. Para impedirlo, se aliaron felipistas y guerristas, con los viejos patriarcas Felipe González y Alfonso Guerra a la cabeza, y también una parte del zapaterismo.

La trascendencia de la votación celebrada este sábado se puso de manifiesto en el dato de que sólo uno de los 956 delegados acreditados no emitió su voto y únicamente se registraron dos en blanco y uno nulo. A pesar de que el recuento duró casi dos horas, fuentes de la comisión electoral aseguraron que no se hizo más que una vez y que la candidatura derrotada no presentó tampoco impugnaciones. Para el anecdotario queda que en la primera urna empataron a 103 y la balanza se desequilibró en la segunda (donde votaron aquellos cuyo apellido comienza por d, e y f), en la que Rubalcaba obtuvo 115 votos frente a 93 de Chacón.

- La división andaluza.

La primera explicación sobre lo ocurrido apunta a que en la prevotación promovida entre los delegados andaluces por José Antonio Griñán para intentar inclinar la balanza en favor de Chacón hubo votos falsos o bien cambiaron de opción en las últimas horas. La figura de Griñán será preservada porque es el candidato para las elecciones autonómicas del 25 de marzo, pero su secretaria de Organización, Susana Díaz, está en la diana de quienes apoyaron a Rubalcaba en Andalucía, donde la hegemonía socialista está seriamente amenazada.

En su discurso de postulación como candidato, Rubalcaba aseguró que tiene "odio al sectarismo" y, por tanto, prometió que con él "no habrá rubalcabismo". "No emitiré salvoconductos ni voy a cobrar facturas y tampoco pediré un cheque en blanco a mi partido", garantizó Rubalcaba tras la victoria. Y Gaspar Zarrías, mano derecha de Chaves, rechazó públicamente que Griñán haya perdido el Congreso y dijo estar convencido de que habrá "integración". La primera prueba será el proceso de confección de las listas para las elecciones del 25-M, ante el que los seguidores de Chaves han salido reforzados tras lo ocurrido este sábado.

- Más que el discurso, la noche.

A Rubalcaba el sorteo con moneda al aire le deparó hablar en primer lugar, aunque su representante había solicitado hacerlo después de Chacón. La importancia que pudo tener la alocución de los candidatos en el resultado final de la votación es objeto de controversia, pero la mayoría opina que fue escasa, si la hubo.

"Los congresos se ganan por la noche", señalaba alguien que ha participado en todos los celebrados por el PSOE desde Suresnes (1974). La del viernes al sábado fue la noche de las llamadas. Los chaconistas supieron entonces que Felipe González se había remangado para ganar las últimas voluntades a favor de Rubalcaba, y también Alfonso Guerra. A partir de este conocimiento empezaron a temer que la victoria que habían cantado acabaría en derrota.

En su discurso ante los delegados, Rubalcaba habló más con el tono de quien ya ejerce de líder que el de quien es sólo un aspirante. Y anticipó algunas de las pautas de comportamiento que tendrá como nuevo secretario general. En particular, su propósito de "recuperar el liderazgo para la Ejecutiva federal", con el objetivo de "restablecer la unidad y la coherencia" de su "discurso político, atributos" que ha "perdido o que, por ser más suave, se han difuminado".

- "Unidad, unidad y unidad".

Unidad y cambio, por este orden, serán sus guías de actuación. Lo había dicho durante la campaña como candidato y lo confirmó en la breve alocución que hizo ante el plenario tras su proclamación como secretario general electo. Para que no quedara duda de cuál es la prioridad, él mismo señaló explícitamente que la unidad es la pata "más importante" sobre la que se propone reconstruir el edificio socialista.

"Os hablé de dos palabras que iban a impregnar mi mandato, si es que decidíais, como así ha sido, hacerme secretario general. Unidad, unidad y unidad. Y la segunda, cambio. Unidad y cambio. Fijaos que he cambiado el orden. Unidad y cambio. Este es ya el momento de la unidad", resaltó, comprometiéndose a ser "el secretario general de todos los socialistas, absolutamente de todos".

Su primera proclama como tal fue que el PSOE ha vuelto a demostrar que es "un partido fuerte" y dijo asumir el cargo con "orgullo y responsabilidad".

Pero en este breve discurso, que no llegó a diez minutos, deslizó un comentario que mantiene abierta la puerta a la hipótesis de que el suyo puede ser un mandato de transición, para reconstruir el partido y después dar paso a otro candidato electoral. De ser así, todas las miradas están puestas en estos momentos en el lehendakari Patxi López, con el que protagonizó uno de los abrazos más intensos tras su proclamación.

"Me gustaría que, cuando me despida del cargo, sea con el mismo cariño con el que despedisteis a Felipe, Joaquín y José Luis. Eso me parece que es lo más importante. Lo importante no es llegar, lo importante es saber salir", dijo recién elegido. En todo caso, pasarán años antes de que se despeje esa incógnita.

Rubalcaba tuvo palabras de agradecimiento para su contrincante, por su "trabajo" y por su "discurso", aunque algunos de sus pasajes provocaron serio malestar entre sus partidarios, particularmente la insistencia en que representa "la interinidad" para una "travesía del desierto". Y después, confirmando que su estajanovismo no es una leyenda, dijo: "Toca trabajar, trabajar y después, trabajar".

El lunes celebrará su primera reunión la nueva Ejecutiva, aunque no será en Sevilla, como prometió Chacón, sino en Madrid.

- Griñán queda 'tocado' a 49 días de las andaluzas.

La derrota de Chacón debilita la posición del líder de los socialistas andaluces, que había apostado por la exministra de Defensa.

Todos los dirigentes interpelados por los medios de comunicación lo negaban en público, pero casi todos ellos lo admitían en privado: la derrota en este congreso no sólo ha sido para Carme Chacón, sino también para el líder del PSOE andaluz, José Antonio Griñán. En público, rubalcabistas como Gaspar Zarrías o Luis Pizarro recalcaban, más por obligación que por devoción, que "Griñán no ha perdido el congreso", según palabras del primero, o que "ni él ni la dirección andaluza se presentaban al congreso", según palabras del segundo.

El propio presidente andaluz declaró que no podía atribuírsele una "posición débil" y que en el partido "todos" se sentían "ganadores". Sin duda, pero unos debían sentirse más ganadores que otros. Las caras del propio Griñán, de su número dos en el partido, Susana Díaz, o de su consejera de Presidencia, Mar Moreno, no lograban disimular la decepción. La posición de Díaz resulta más comprometida, dado que su intervención personal fue decisiva para torcer el pulso al secretario provincial de Sevilla, José Antonio Viera, y negociar una lista con mayoría nominalmente chaconista. Esa debilidad de la sevillana Díaz puede trasladarse a la confección de la candidatura de Sevilla a las autonómicas del 25 de marzo: la salida más diplomática sería que Griñán encabezara la lista de Sevilla, y no la de Córdoba, ya que así se evitaría un choque de trenes entre Díaz y Viera, ya que este no aceptaría de buen grado que aquella encabezara la candidatura sevillana. Y siendo la número dos del partido, lo lógico es que fuera así, dado que Viera ya salió elegido como diputado en el Congreso el pasado 20 de noviembre.

En la elaboración de las listas, que comienza esta semana, puede haber tensiones añadidas a las propias de todo proceso de composición de candidaturas. En todo caso, la debilitada dirección regional tendrá mucho menos margen del habitual para imponer su criterio en caso de conflicto con las provincias.

- "Tienen que hablar".

Pero la mayor preocupación de los dirigentes consultados por Público es que, a sólo 49 días de las elecciones, la figura del presidente salga del congreso lo menos erosionada posible. Todos están de acuerdo en que el candidato del partido es especie protegida y hay que salvaguardarla a toda costa. Lo que anoche no estaba nada claro era cómo hacerlo. Un secretario provincial del sector de Rubalcaba admitía que no sabía cuál era la fórmula mejor, pero había que buscarla. "Griñán y Rubalcaba tienen que hablar".

Una opción para amortiguar el duro golpe a su autoridad interna sufrido por Griñán podría ser proponerlo para presidente del partido. El problema es que ese cargo ya lo ejerce Manuel Chaves, que ha jugado en este congreso a favor del exministro del Interior y cuyo enfrentamiento con quien lo sustituyó al frente de la Junta y del partido es bien conocido. "¿A quien pierde se le premia y a quien gana se le echa?", se preguntaba indignado ante esa posibilidad un responsable de la órbita de Chaves.

Un exconsejero del Gobierno andaluz admitía que "el presidente no puede salir mal de este congreso", pero veía arriesgado situar de presidente del partido a alguien que puede ser desalojado del poder dentro de poco más de mes y medio. "Las ejecutivas no se hacen para unos meses, sino para unos años", sentenciaba otro.
Gonzalo López Alba, Antonio Avendaño, Público