El dirigente de ERC da por roto el pacto con CiU, pero asegura que ayudará en el 9-N
Tras dos años como aliado de CiU, Oriol Junqueras (Barcelona, 1969), líder de ERC, da por roto el pacto, aunque asegura que ayudará para que el 9-N sea un éxito.
- ¿Cómo ve la impugnación del Gobierno?
- El Estado ha convertido la Constitución en un muro. Hay que seguir adelante, como deberíamos haber hecho con la otra consulta.
- ¿Si el 9-N hay poca participación, se termina el proceso?
- En absoluto. Irá bien. Pero vaya como vaya serán imprescindibles unas elecciones.
- ¿No era un engaño insistir en que habría consulta sí o sí?
- Se podía hacer, no llegó ningún requerimiento judicial por ningún aspecto concreto.
- Fue impugnada.
- Sin ningún requerimiento, quedaba camino por recorrer.
- ¿El nuevo 9-N tiene todas las garantías democráticas?
- Esperamos que el Gobierno catalán las garantice. Ayudaremos tanto como podamos.
- Está al límite de la ley: los funcionarios, la obligación de hacer publicidad...
- Obedecemos a los ciudadanos de Cataluña, que nos han hecho un mandato.
- ¿Se arrepienten del pacto con CiU?
- No es relevante. Firmamos ese pacto porque estábamos convencidos de que habría una consulta con consecuencias.
- La consulta que convocaron tampoco era vinculante.
- Si el resultado era muy evidente y tenía garantías, las consecuencias eran las de un referéndum.
- ¿Da la razón al Constitucional?
- Es evidente que era un referéndum. El voto de los ciudadanos lo convierte en vinculante.
- La pregunta del nuevo 9-N es la misma. ¿Puede provocar, pues, el mismo efecto?
- Nos gustaría, pero el Gobierno de Cataluña ya ha dicho que no. Debemos buscar el mandato en unas elecciones.
- ¿Cómo se hace un mandato para la independencia en unas autonómicas?
- Haciendo unas elecciones constituyentes que determinen una mayoría con un programa común: ejercer la independencia tan pronto como sea posible.
- ¿Esto se hace con una lista común de los independentistas?
- No. Esto se hace con un compromiso programático, porque lo que es relevante es el qué: ejercer la independencia. Negociar de tú a tú con el Estado sólo se puede hacer con la independencia. Y son vitales los argumentos que ponemos sobre la mesa. Una de las claves es la deuda pública española. La sociedad catalana asumirá una parte siempre que España se avenga a negociar los activos. Si el Estado español no negocia hará inviable que la economía catalana pueda hacerse cargo de esta deuda, y España entrará en situación de default.
- Suena a amenaza
- En absoluto. Estaremos encantados de asumir la parte que nos corresponda, pero solo lo podremos hacer si el Estado no se niega a negociar. La comunidad internacional le hará negociar.
- También decían que la comunidad internacional permitía votar en Cataluña.
- La comunidad internacional no regalará nada. En defensa de sus intereses, querrá una negociación de los activos y pasivos.
- ¿No le será más fácil no reconocer la independencia?
- Le interesa que todos podamos cumplir con nuestras obligaciones, y la evolución del Estado lo hace inviable. El Estado acabará sin poder pagar la deuda.
- ¿Aún defiende el paro de la economía catalana como medida de presión?
- La capacidad de movilización de la sociedad puede tener consecuencias que ayuden al Estado español a entender que es bueno para todos que afronten sus compromisos internacionales,
- La tercera vía tendría éxito si hubiera una oferta del Estado.
- El Gobierno español no hará ninguna oferta, y si la hace no será creíble.
- Se niegan a pactar los Presupuestos. ¿Temen que CiU pacte con el PSC y se enfríe la consulta?
- Se lo debe preguntar a ellos. ERC no volverá a aprobar unos Presupuestos autonómicos, pero estará encantada de analizar y aprobar los de una Cataluña independiente.
- ¿Y una prórroga?
- No tiene sentido, con 4.000 millones menos de ingresos.
- ¿Se han sentido cómodos yendo de la mano con CiU?
- El futuro de Cataluña lo tenemos que construir con aquellos que estén limpios de corrupción; si no, es imposible. CiU tiene muchos casos y tiene que hacer un esfuerzo muy importante.
(Maiol Roger, El País)