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Ya vienen, ya llegan (Miguel Ángel Aguilar)

Las encuestas de estos días y la inminente del CIS hacen de heraldos de los avances que Podemos ha venido sumando

Ya vienen, ya llegan, ya se oyen los claros clarines, escribió Rubén Darío en su Marcha triunfal. Pero la conversación trata de Podemos, bajo el liderazgo confirmado de Pablo Iglesias, tras las jornadas de Vista Alegre, concluido el trabajo de los círculos, efectuadas las votaciones en las redes sociales y adoptadas las resoluciones programáticas pendientes. Sucede que las encuestas de estos días y la inminente del CIS hacen de heraldos de los avances que Podemos ha venido sumando en la consideración de la opinión pública y registran la intención de voto si hubieran de celebrarse ahora las elecciones generales. Los datos suponen la ruptura de todos los pronósticos previos. Ni los mozos de cuadra, ni los jockeys, ni los más finos observadores atentos al paddock hubieran podido sospechar nada parecido de quienes comparecen sin más antecedentes de competición que las urnas europeas del 25 de mayo. Pero, al concluir la curva del Pardo, van a llegar a la recta de tribunas en posiciones ganadoras para asombro de quienes siguen la carrera en el palco de propietarios del hipódromo.
Nada de ocupar las plazas, como los del 15-M en Sol. Los que ahora vienen acampan dentro del sistema, son figuras conocidas de la televisión, están preparando candidaturas con gente contrastada sin recurrir a ese personal de aluvión, arrastrado por la expectativa favorable. Quieren impulsar la participación en los comicios y que las urnas se llenen de papeletas. No son extraterrestres, tienen un pasado adolescente en otras formaciones políticas a la izquierda como muchos de nuestros próceres más conservadores. Han prestado servicios de asesoramiento político en otros países, como hacían los Campmany a la Junta Militar Argentina, y otras agencias de comunicación al Chile de Pinochet.

También el Gobierno español firmaba sustanciosos contratos para ventas de armas al presidente venezolano Hugo Chávez, que daban carga de trabajo muy de agradecer a nuestras industrias de defensa. El mismo Aznar, espejo de patriotas, andaba en tratos con el libio Gadafi para diversos suministros. Otra cosa es que incluso a quienes exigen transparencia deba exigírseles que den ejemplo y se adelanten a ofrecerla. De forma que deberíamos saber respecto a sus relaciones con el chavismo en qué materias asesoraron, a qué ministerios, con qué retribución y dónde pagaron los impuestos correspondientes.

El propósito declarado es alcanzar el Gobierno y el procedimiento del que quieren servirse, las urnas. Aquello de tomar los cielos por asalto debió ser un lapsus linguae. Además, sería una operación sin sentido porque sus actuales usufructuarios los han vaciado y ningún botín queda disponible. Entre tanto, algunos han dado en pensar que están Esperando a los bárbaros como escribió J.M. Coetzee pero han decidido rendirse al proclamar que han hecho todo lo que podían contra la corrupción, María Dolores de Cospedal dixit. El paso siguiente les obligaría a dimitir y presentarse al juez para confesar.

(El País)