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Sánchez insinúa su candidatura y Rivera pide otro candidato al PP

Mariano Rajoy salió ayer del Congreso de los Diputados peor de lo que había entrado. Llegó el al Parlamento con una plataforma de 170 diputados y cuando salió sólo le quedaban 138.

Rajoy perdió la segunda votación de investidura con 170 votos a favor y 180 en contra. Estaba previsto. Lo que no figuraba en el guion era la súbita caducidad del pacto con Ciudadanos. Visiblemente agobiado por la posibilidad de unas terceras elecciones, Albert Rivera anunció que el pacto con el Partido Popular queda en suspenso hasta que surja un candidato que tenga asegurados los números. Ese candidato podría ser Mariano Rajoy, en el improbable supuesto de que el PSOE levante el veto. En realidad, Ciudadanos sugería anoche otro candidato del PP, para no quedar prisionero del aparato de la Moncloa. Rivera se expresó con la ambigüedad suficiente para que sus palabras también fuesen entendidas como una oferta al Partido Socialista, si este aceptase los puntos que Ciudadanos ha pactado con el PP. Rivera se ha convertido en el caballo saltarín del tablero de ajedrez: ora casilla blanca, ora casilla roja.

La situación táctica del partido naranja es bastante peculiar en estos momentos. Tiene un pacto caducado con el PSOE (marzo) y un pacto medio caducado con el PP (septiembre). Ambos programas tienen puntos en común, pero no dicen lo mismo. A Rivera le preocupa que unas terceras elecciones no recompensen su esfuerzos pactistas y su manifiesta voluntad tercerista. Teme que en diciembre el PP se convierta en el aspirador de todo el voto de orden. Ciudadanos es hoy el partido menos interesado en una tercera y psicodélica repetición electoral. La prueba de ello es su disposición a aceptar que el Partido Popular pacte los apoyos que le faltan con el Partido Nacionalista Vasco, después de las elecciones del 25 de septiembre en Euskadi.
Rivera tiene otro motivo para despedirse de Rajoy: el líder popular le ha tratado con manifiesto menosprecio durante todo el debate. Ambos no se soportan. Tuvo buenos reflejos y pidió perdón a los ciudadanos por el espectáculo que está dando la política. Y sugirió que el PP presente otro candidato, en perfecta sintonía con Felipe González, que ayer lanzó esa propuesta en declaraciones a una emisora de radio colombiana.

Rivera pide otro candidato y Pedro Sánchez sugiere su candidatura. Estas fueron las palabras con las que anoche concluyó su explicación de voto: “La responsabilidad de todos y cada uno de los diputados que conformamos todos los grupos parlamentarios que representamos a las fuerzas políticas del cambio el pasado 26 de junio, la responsabilidad que tenemos es la de ofrecer una solución a este país, una solución al atasco político en el que nos ha introducido el candidato Rajoy. No les quepa dudas, si actuamos todos con altura de miras y con generosidad, estoy convencido que encontraremos esa solución. Y no les quepa duda de que el grupo parlamentario socialista formará parte de esa solución”.

Muy ambiguas, esas palabras pueden entenderse como el anuncio de su candidatura y también pueden interpretarse como una invitación al PP a cambiar de candidato, en la línea de González. El PSOE precisó anoche a la prensa que ni una cosa, ni la otra. Ni anuncia su candidatura, ni pide a Rajoy que se aparte. Tan sólo pide “generosidad” y anuncia que el PSOE formará parte de la solución. La urgencia de Sánchez en estos momentos es quitarse presión de encima.

Pablo Iglesias, en tono encendido, como si ya viese las terceras elecciones encima, urgió al PSOE a tomar una decisión: o terceras elecciones bajo responsabilidad socialista o mayoría alternativa. Unidos Podemos no tiene en estos momentos margen para negarle un pacto a los socialistas. El PNV, irritado con las especulaciones que le señalan como futuro socio del PP, volvió a subrayar su voto negativo. En las actuales circunstancias, los nacionalistas vascos podrían abonar una mayoría alternativa. Francesc Homs le comunicó a Sánchez que el Partit Demòcrata Català está dispuesto a hablar. No citó el referéndum como condición expresa. Lo dijo más elípticamente: “Ya sabe, tendremos que hablar de democracia y de Catalunya”. Los valencianos de Compromís firmarían mañana mismo, puesto que temen que la actual Generalitat valenciana acabe siendo ahogada por un Gobierno del Partido Popular.

Esquerra Republicana cargó con mucha dureza contra Rajoy y pidió referéndum al PSOE. ERC está encantada con su actual primado como minoría catalana. La cuota de tiempo y visibilidad que perteneció a Miquel Roca y a Josep Antoni Duran Lleida ahora es suyo. Ayer fue el turno de Gabriel Rufián, que habla en modo Twitter, con unos silencios muy efectistas.

(Enric Juliana, La Vanguardia)