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El cara a cara entre Trump y Putin (Sergio Alejandro Gómez)

Esta semana, el esperado encuentro entre ambos mandatarios ocurrirá esta semana cuando se celebre en Alemania la Cumbre del G20

Las cámaras del mundo entero están listas para capturar el momento en que los presidentes Donald Trump y Vladimir Putin se encuentren esta semana cara a cara en Alemania durante la Cumbre del G20.

Las tensiones entre las dos potencias militares, que cuentan con armamento nuclear suficiente para borrar a la humanidad de la faz de la tierra, están en su peor momento desde la Guerra Fría. Sus fuerzas militares combaten en polos opuestos sobre el territorio sirio y corren el riesgo de colisionar de manera accidental o planificada. Entretanto, la Otan escala posiciones a pocos kilómetros de la frontera rusa haciendo saltar las alarmas del Kremlin.
Trump defendió una mejoría de las relaciones con Moscú durante la carrera por la Casa Blanca, pero el fantasma ruso no ha dejado de merodear un solo día desde su victoria.

Los servicios de inteligencia estadounidenses están convencidos de que hubo interferencia foránea en los comicios del año pasado y un comité especial investiga la posible confabulación de miembros del equipo de campaña de Trump con agentes rusos para influir en los resultados de las elecciones.

Aunque los temas a tratar en Alemania son de valor para los intereses nacionales de Estados Unidos y la estabilidad global, las luchas internas del presidente podrían jugar en su contra. En medio de una campaña antirrusa sin referentes en este siglo, lo menos que quieren los asesores de Trump es que parezca suave ante Putin, el nuevo enemigo número uno de Washington.

Estados Unidos tiene el reto adicional de calmar las dudas que dejó la última Cumbre de la otan sobre el compromiso estadounidense de apoyar económica y militarmente a la organización transatlántica, tal como venía haciendo desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.

Las tendencias aislacionistas de la administración actual, que tiene como eslogan Estados Unidos primero, llevaron a la canciller alemana Angela Merkel a asegurar que Europa ya no podía depender de Washington para garantizar su seguridad.

Antes de la Cumbre en Hamburgo, que se efectuará los próximos 7 y 8 de julio, Trump visitará Polonia y se reunirá con los representantes de 12 países del centro y el este de Europa, muchos de los cuales están sufriendo las consecuencias de las sanciones contra Rusia y la disminución de sus suministros de hidrocarburos.

La Casa Blanca aspira a apuntalar la Iniciativa de los Tres Mares, que toma su nombre de la posición geográfica de los países ubicados entre los mares Báltico, Adriático y Negro. El objetivo es ofrecer una alternativa a la dependencia de las exportaciones de gas rusas. El mes pasado llegó a Polonia el primer cargamento de gas estadounidense y se espera que más naciones se sumen a la iniciativa.

Rusia, que niega haberse inmiscuido en las elecciones norteamericanas y cataloga de esquizofrénicas algunas de las teorías al respecto, tiene una mejor mano para jugar en la Cumbre del G20.

A pesar de las sanciones occidentales, Putin goza de una altísima popularidad y sus últimas acciones demuestran la capacidad rusa de actuar con determinación en su espacio geográfico más inmediato o donde vea involucrado parte de sus intereses nacionales.

Pocos creen que la solución del conflicto sirio, el combate al terrorismo internacional o la crisis en Ucrania puedan resolverse sin la participación del Kremlin.

El canciller ruso Serguei Lavrov dio la semana pasada una idea de cuáles son los objetivos que busca Moscú al tomar la ofensiva a nivel internacional. Rusia aspira, dijo, a que occidente deje de imponer valores seudoliberales al resto del mundo y acepte un balance de los intereses de las grandes potencias.

A la espera del anunciado encuentro entre Trump y Putin, quedan muchas preguntas en el aire. ¿Aceptará Washington una repartición del poder a nivel internacional? ¿La agenda interna se impondrá una vez más sobre los intereses de seguridad de los Estados Unidos y la estabilidad global? ¿Prevalecerá el pragmatismo?

Lo más probable es que esas preguntas no tengan respuesta con el encuentro cara a cara de los dos mandatarios, pero detrás del apretón de manos, las expresiones faciales y la parafernalia diplomática, muchos buscarán pistas sobre el futuro de las relaciones entre ambas potencias.

(Granma)