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Adiós al padre de Marco y Heidi

Fallece a los 82 años el director Isao Takahata, nombre clave en el cine de animación japonés y cofundador del Estudio Ghibli

Cuando veíamos de críos 'Heidi' y 'Marco' en las sobremesas de La 1 no sabíamos qué era el manga -el cómic japonés- ni el anime, su traslación a la pantalla. La crítica de cine europea relegaba a la categoría de entretenimiento para la chavalería todos los dibujos nipones. Lo mismo daban los clásicos de Osamu Tekuza -el Disney japonés-, Eichi Yamamoto o Tauji Yabushita que 'Meteoro' y 'Mazinger Z'. Todo cambió a comienzos de los 90 con el fenómeno 'Akira'. Frente al concepto de animación limitada utilizado en las series tradicionales, el filme de Katsuhiro Otomo se presentaba como una orgía cyberpunk de movimiento y color.

Desde entonces, los autores de culto en el país del sol naciente han logrado estrenar sus largometrajes en nuestros cines. De entre todos ellos destacan os: Hayao Miyazaki e Isao Takahata, fundadores del Estudio Ghibli en Tokio. Creado en 1985, su nombre deriva de la denominación que los italianos usaron para sus aviones de exploración del Sáhara en la Segunda Guerra Mundial, la cual deriva a su vez del viento caliente y seco que barre el desierto. Ghibli supuso un vendaval en el cine japonés con títulos como 'Mi vecino Totoro', 'Porco Rosso' y 'El viaje de Chihiro', todas ellas de Hayao Miyazaki.

Takahata no era tan famoso como Mikazaki, con el que mantuvo según algunas crónicas una relación de amor-odio. Pero su contribución a las glorias de Ghibli le reserva un lugar de honor en la historia del cine de animación. El director falleció el jueves a los 82 años en un hospital de Tokio víctima de un cáncer de pulmón, según anunció un portavoz del estudio. Aquellos niños que devoraban 'Heidi' (1974) y 'Marco, de los Apeninos a los Andes' (1976), hoy cuarentones y cincuentones, le deben la dirección de unas series en cuyos créditos también figura Miyazaki. 'La tumba de las luciérnagas' (1988), una conmovedora historia de dos huérfanos en la ciudad de Kobe, devastada por los bombardeos en los últimos días de la II Guerra Mundial, permanece como su obra cumbre.
Su última película, 'El cuento de la princesa Kaguya', se proyectó en la sección oficial de Cannes en 2014 y fue nominada al Oscar de animación. Las leyendas y mitos japoneses alimentaron largometrajes como 'Recuerdos del ayer' y 'Mis vecinos los Yamada', historias barnizadas casi siempre con un tono nostálgico y un mensaje ecologista. Un cine que conjuga virtuosismo técnico y hondura emocional. Aunque el Estudio Ghibli no se caracteriza por explotar hasta el agotamiento sus licencias, como Disney y Pixar, cualquier japonés reconoce a Totoro (personaje de 'Mi vecino Totoro') o Jiji (el gato protagonista de 'Nicky, la aprendiz de bruja'). Un museo inaugurado en 2001 en el parque Inokashira de Mitaka, al oeste de Tokio, es la particular Disneylandia para los devotos de la imaginería Ghibli.

- Virtuosismo técnico.

Nativo de la prefectura de Mie, en el centro de Japón, Takahata sobrevivió a los nueve años a un ataque aéreo contra la ciudad de Okayama: 100.000 bombas incendiarias que mataron a 1.700 personas. Tras estudiar Filología y Literatura francesas en la Universidad de Tokio, inició su carrera en el estudio Toei a finales de los cincuenta, donde dirigió su primer largo animado en 1968, 'La princesa encantada'.

Fue un rotundo fracaso comercial que marcaría el cariz inconformista del resto de su carrera. Sus películas como director y productor (en puridad no era animador) y su labor como traductor de la poesía francesa al japonés le brindó reconocimientos como el premio honorífico del Festival de Annecy, el más importante del mundo en el género de animación, y la Orden de las Artes y las Letras de Francia. En los últimos años, Takahata redujo su labor en el Estudio Ghibli, pero nunca se retiró, al contrario que Miyazaki, que anunció que lo dejaba a finales de 2013, aunque el año pasado reveló que dirigiría una nueva película de animación.

(Oskar Belategui, 07/04/18, Ideal, p. 57)