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El subjetivismo y la cultura moderna (Joaquim Xirau, 1924)

Piezas históricas elegidas por Josep Maria Casasús

Del artículo ensayístico de Joaquim Xirau (Figueras, 1895 - México, 1946) en Revista de Catalunya (XI-1924). Hoy hace 125 años del nacimiento de este filósofo y pedagogo. Hasta el 1939 fue decano de la Facultad de Filosofía y Letras, donde formó a un grupo de discípulos conocido como Escuela de Barcelona. Exiliados, como él mismo, enseñaron en varias universidades americanas
Somos herederos de una cultura relativista y humanista que hace depender todas las cosas y todos los valores de la conciencia humana, individual o específica. Dentro de esta cultura no hay Verdad absoluta. Ni absoluta Justicia, ni absoluta Bondad, ni absoluta Realidad... Todo depende del espíritu humano y de sus cambios en la geografía y la historia. Lo que un tiempo ha sido verdad inconmovible, ahora es el mayor de los errores, y lo que merece todas las veneraciones en ciertos lugares de la tierra, provoca la sonrisa irónica de los habitantes de otro sitio. Y es que, en el fondo, lo que nos parece tan evidentemente real, el mundo de las cosas que nos rodean, en realidad no es con independencia de mí: Las cosas son términos de conciencia y se descomponen en elementos de conciencia. La rosa, la arboleda, la cordillera, se presentan como algo real y extenso, con un color, una forma, una densidad, un perfume bien determinados y definidos: algo absolutamente distinto de mí, lo más contrario y opuesto a mí. .. Sin embargo, el pensamiento moderno, por una serie de lógicas y hasta de encadenamientos ha llegado a la conclusión de que esto no es verdad: la cosa que parecía tan real -la rosa perfumada o el astro rutilante- no es sino mi sensación actual o posible: todo en el mundo es sensación y si hay algo que no lo sea, si es que todavía hay alguien que se atreva a pensar así es aún más subjetivo que ella, pues lo es en su conjunto. Es decir, el orden que establecemos entre nuestras sensaciones por medio de ciertas ideas. Así la flor y los astros, el cielo azul y la puesta de sol, son simplemente el "contenido de mi conciencia". Si yo desaparezco con estricta consecuencia lógica desaparece, por lo tanto, el Cosmos. Pocos se actualizan con este rigor las últimas consecuencias de su concepción del mundo. No obstante, si profundizan, en la conciencia colectiva de nuestras sociedades, veremos que esta idea, siempre latente, define e inspira constantemente la conducta y las acciones de los hombres. El subjetivismo relativista se ha convertido en un ambiente cultural. Hoy la filosofía es vulgar, es decir, la concepción del mundo y de las cosas de los que no poseen una filosofía rigurosa, ni un pensamiento filosófico ejercitado. Hoy todo el mundo es relativista, porque ser relativista -como hablar en prosa- en nuestros tiempos no exige ningún esfuerzo. Sin embargo el relativismo subjetivista es ya en el momento actual algo viejo y virtualmente muerto. Los hombres más finos se apartan ya hace tiempo. La vanguardia de nuestra cultura marcha por otros caminos. Bueno será, sin embargo, mientras se intenta la superación, actualizar, de la manera más rigurosa que permita un público no especializado, una idea clara de lo que el subjetivismo significa, de sus raíces más profundas y de sus más sólidas razones.

(Ara)