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Sánchez gira a la izquierda

El estado de España

El presidente anuncia nuevos impuestos a bancos y eléctricas ante la crisis de la inflación

“Me voy a dejar la piel para defender a la clase media y trabajadora”, asegura el jefe del Ejecutivo

“Este Gobierno no va a permitir que el sufrimiento de muchos sea el beneficio de unos pocos”, alega Sánchez

“¿Tras la beca para ricos van a plantear un cheque de combustible para yates?”, ironiza el presidente ante el PP

Sánchez trata de mostrar empatía con la angustia ciudadana: “Comprendo el enfado; también es el mío”


“¡Vamos a ir a por todas!”, advirtió Pedro Sánchez, para tratar de imprimir un fuerte impulso a la legislatura. La primera jornada del debate sobre el estado de la nación fue ayer la ocasión de oro proyectada por el presidente del Gobierno para pisar el acelerador ideológico, imprimir un enérgico giro de timón a la izquierda que devuelva la ilusión a sus apesadumbradas filas, neutralizar la imagen de un Ejecutivo agotado y desbordado por la crisis de la inflación, y tratar de frenar el cambio de ciclo político que anima Alberto Núñez Feijóo al frente del Partido Popular.

Sánchez disparó así la agenda progresista y de izquierdas para hacer frente a las incertidumbres de la crisis inflacionista y energética provocada por la guerra en Ucrania y, durante su primera intervención en el debate, desplegó una batería de nuevas medidas de amplio calado económico y social que, a juicio de la Moncloa, “marca la ruta para completar la legislatura”, ya en diciembre del 2023.

Las de mayor impacto político y económico son los nuevos impuestos, excepcionales y temporales, que se aplicarán a las entidades bancarias y grandes corporaciones eléctricas, gasistas y petroleras, y que prevén recaudar hasta 7.000 millones de euros durante dos años. “Este Gobierno no va a permitir que el sufrimiento de muchos sea el beneficio de unos pocos”, aseguró Sánchez para justificar los nuevos gravámenes a los beneficios extraordinarios de bancos y energéticas. “Aunque incomodemos a los más poderosos, vamos a ir a por todas”, insistió el presidente.

Otra medida, de gran impacto social, es la gratuidad de los abonos de transporte ferroviario en Cercanías, Rodalies y Media Distancia, desde el 1 de septiembre hasta el 31 de diciembre. Y una iniciativa que planta cara a las políticas “neoliberales” que Sánchez atribuye al PP y, singularmente, a la madrileña Isabel Díaz Ayuso, es una beca complementaria de 100 euros mensuales, también entre septiembre y diciembre, para cerca de un millón de alumnos que ya disfrutan de una ayuda, para evitar que abandonen los estudios por motivos económicos.

“¿Después de la beca para ricos, qué van a plantear? ¿Un Imserso para millonarios en Bora Bora con cargo al erario público? ¿Un cheque de combustible para los yates?”, retó Sánchez al PP.

“Mi compromiso es rotundo: iremos a por todas para defender el interés de la mayoría social. Me voy a dejar la piel para defender a la clase media y trabajadora de nuestro país”, aseguró el presidente, entre sonoros aplausos de las bancadas socialistas y moradas. Todas estas medidas sirven para escenificar la reconciliación de la coalición gubernamental y recomponer su unidad, tras el último choque por el aumento del gasto en Defensa ante la guerra, que Sánchez insistió en justificar para proteger a España. “No participar del esfuerzo bélico no nos libraría de las consecuencias de la guerra”, alegó ante Podemos. “La paz no viene sola”, advirtió.

La vicepresidenta Yolanda Díaz, que acaba de poner en marcha su propio proyecto político con la vista puesta en las generales del 2023, celebró así unas medidas que “son positivas para que no paguen los de siempre”. “Lo que era imposible hasta hace poco, ahora es posible”, destacó. También lo hizo la ministra Ione Belarra, secretaria general de Podemos: “Pedimos reorientar el rumbo y recuperar el ritmo de los avances sociales, y hoy empezamos a recorrer el camino adecuado”. “Hoy el presidente ha acertado”, aseguró a su vez el portavoz de Unidas Podemos, Pablo Echenique, ante unas iniciativas que calificó de “valientes”.

Realismo, cercanía, compromiso y esperanza fueron, a juicio de los estrategas de la Moncloa, los grandes ejes sobre los que pivotó el discurso, de casi hora y media, con el que Sánchez inició su primer debate sobre el estado de la nación como jefe del Ejecutivo.

Una intervención en la que empezó por tratar de mostrar empatía con la ciudadanía, al asumir sus angustias. “Los tanques vuelven a marchar sobre Europa, la inflación vuelve a los dos dígitos, y la incertidumbre vuelve a entrar de lleno en los hogares de España. Soy plenamente consciente de las dificultades cotidianas de la mayoría de la gente. Sé que el salario cada vez da para menos, que cuesta llegar a fin de mes, que la cesta de la compra es más cara, y que los españoles están dejándose la piel para sacar adelante a sus familias y sus empleos”, reconoció.

“Comprendo la angustia, la frustración y el enfado de todos, porque también es el mío, me hago cargo del estado de ánimo de la gente”, admitió.

Sánchez asumió que su gran reto es la inflación, y sus “terribles efectos” en los bolsillos de los ciudadanos. Pero rebatió las recetas de la derecha y el “catastrofismo” que achacó al PP, a quienes equiparó con curanderos. “El curandero no pretende curar la enfermedad: quiere beneficiarse de ella. El curandero nos dice que la inflación es culpa del Gobierno”, reprochó. “Este diagnóstico les resultará convincente a algunos porque es sencillo y viene a reafirmar prejuicios ideológicos muy arraigados entre algunos sectores y muy propagados desde potentes altavoces mediáticos”, criticó.

Los médicos especialistas de la economía, al contrario del catastrofismo de los curanderos, aseguran en cambio que el desbocado crecimiento de los precios trae causa de la pandemia y la guerra en Ucrania, según resaltó Sánchez. Sin querer, no obstante, “echar balones fuera”. “El Gobierno está dispuesto a asumir toda su responsabilidad y a aplicar las mejores soluciones al problema. Pero no estamos dispuestos a aplicar soluciones falsas, engañosas y menos aún soluciones injustas”, advirtió ante las recetas del PP.

“No nos vamos a detener. Y tengo una mala noticia para quienes trabajan cada día por colocarnos palos en las ruedas, negar evidencias y celebrar el derrotismo. Pese a su intensa actividad, que sepan que no vamos a parar y que les esperamos en el futuro”, zanjó Sánchez frente a Feijóo.

La sesión, no obstante, registró su momento de mayor tensión con la intervención del portavoz de ERC, Gabriel Rufián, que exhibió desde la tribuna tres balas que habría disparado la Gendarmería marroquí contra los migrantes subsaharianos ante la valla de Melilla. Un “error imperdonable”, le reprendió Sánchez, visiblemente irritado. En las réplicas posteriores, no obstante, Sánchez y Rufián rebajaron la tensión.

(Juan Carlos Merino, La Vanguardia, 13/07/22)